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domingo, 7 de julio de 2013

NUESTRAS VECINAS MODERNISTA A MENOS DE 5 MINUTOS Y OTROS...VI

El Mercado de la Concepción es uno de nuestros vecinos más animados de nuestro entorno. Está en funcionamiento de lunes a sábado surtiendo nuestros estómagos con sus productos frescos y nuestros ojos y olfato con su vorágine de colores y olores.


Es un mercado diferente, con su entrada desde la calle Valencia tomada al asalto por multitud de flores y plantas que nos venden las 24 horas del día y los siete días de la semana las floristerías Navarro y Marie-Rosse Magallón.


Situado entre las calles Aragó, València, Bruc y Girona, el mercado tiene una extensión total de 4010 m² y una superficie comercial de 2575 m². En su interior hay cerca de 60 paradas de alimentación donde se pueden adquirir todo tipo de productos frescos (carnes, pescados, frutas, verduras, pan, artículos de charcutería, aves de caza y corral, congelados, legumbres, conservas, etc).


Hay también un par de bares, un supermercado Caprabo, una peluquería, y una tienda de electrónica y electrodomésticos Miró.


A finales del siglo XIX, el abogado Joan Pla i Moreau cedió al Ayuntamiento de Barcelona unos terrenos de su propiedad entre las calles Valencia y Aragón para hacer un mercado que diera servicio a esta zona del Ensanche que comenzaba a ser la más poblada.
El Ayuntamiento encargó el proyecto al arquitecto Antoni Rovira i Trias que ya había proyectado el mercado de Sant Antoni, uno de los más grandes de Barcelona.


Este arquitecto fue el ganador del concurso organizado por el Ayuntamiento para hacer el nuevo ensanche de Barcelona. En este concurso se presentaron trece proyectos, casi todos como el mismo de Rovira i Trias centrándose en solucionar la unión entre la villa de Gràcia y Barcelona que se había ido consolidando como “Paseo de Gracia”. 

Antoni Rovira i Trias
La propuesta de Antoni Rovira se basaba en una malla circular que envolvía  la ciudad amurallada creciendo radialmente, integrando de forma armónica los pueblos de los alrededores. Se presentó con el lema: "Le tracé d'une ville est oeuvre du temps, plutôt que d'architecte" (el trazado de una ciudad es más obra del tiempo que del arquitecto). La frase es original de Léonce Reynaud un referente arquitectónico de Rovira. Estaba estructurado en tres áreas donde se combinaban los diferentes sectores de la población con las actividades sociales con una lógica de barrios y jerarquización del espacio y de los servicios públicos. A partir de una propuesta de ronda en sustitución de la muralla se desplegaba una malla formada por manzanas rectangulares con patio central y una altura de 19 metros. Unas cuantas calles principales hacían de unión entre bloques de manzanas de estructura hipodámica para ir reajustando el perfil cuadrado a la semicircunferencia que rodeaba la ciudad. Rovira plantea su solución con un centro claro ubicado a la plaza de Cataluña, mientras que Cerdá trasladaba la centralidad hacia la plaza de las Glorias. El plan aportaba una solución para la plaza de Cataluña, cosa que no preveía el plan Cerdá.

Plan Rovira i Trias
Tanto este plan como muchos de los propuestos ocupaban menos superficie y estaban destinados a acoger menos personas que el ambicioso y avanzado plan de Ildefons Cerdà, correspondiéndose a la mentalidad propia de la época que reforzaba la segregación social. En palabras del mismo Rovira “los proletarios no podrían vivir en lo que propiamente tendrá que llamarse ciudad de Barcelona”.

Por un decreto impositivo de Madrid el resultado del concurso fue anulado y se encargó a Cerdà la redacción del proyecto definitivo, cosa que no contentó a nadie en Barcelona como podéis suponer. El Plan Cerdà tenía un carácter antiautoritario, anti jerárquico, igualitario y racionalista, cosa que no gustaba a la burguesía barcelonesa; estaba impuesto desde Madrid, cosa que no gustaba a los políticos y los arquitectos miraban mal a Cerdà por la afrenta del pucherazo y porque fuera un ingeniero y no un arquitecto el que tuviera la responsabilidad de urbanizar la nueva Barcelona. Tanto es así que le propio Cerdà tuvo que sufrir una campaña en contra de su persona, acusándole de “no ser catalán” (aunque su familia estuviera documentada en Cataluña desde el siglo XV). Incluso mi admirado Domènech i Montaner aseguraba que calles tan anchas como las propuestas por Cerdà producirían insanas corrientes de aire que no permitirían una vida confortable. Tanto es así que su hospital de Sant Pau no lo alineó con la trama sino que está girado totalmente de espaldas a ella. Incluso 50 años después, en 1905, Prat de la Riba aún clamaba contra “los gobiernos que nos impusieron la monótona y vergonzosa cuadrícula”.

Plan Cerdà
Y es que el plan de Cerdà era tan avanzado a su época que casi nadie lo entendió. Afortunadamente en este caso el pucherazo de Madrid permitió hacer de Barcelona una gran ciudad moderna y bien conectada con el territorio. La flexibilidad de la trama cuadriculada ha permitido absorber el gran incremento del tráfico rodado y de la población que se dio en el siglo XX y aunque se hayan hecho verdaderas barrabasadas con la especulación urbanística a partir de los años 50, la rotundidad y la racionalidad de la trama Cerdà ha sobrevivido aportando carácter, coherencia y cohesión.

Pero volviendo al mercado encargado a Rovira y Trias, este diseñó una única planta libre de 38,5 x 105 metros. El volumen exterior del conjunto refleja la organización del espacio interior, formado por tres naves, cada una de ellas con cubierta a dos aguas, dispuestas simétricamente respeto a la central. Una misma sección estructural resuelve todo el edificio, repetida en forma de pórtico cada 5 metros, conformando todo el sistema de soporte del conjunto del edificio. Estos pórticos están constituidos por encabalgamientos de arcos en celosía, construidos con perfil de hierro fundido, con enlaces remachados. Es una estructura muy elegante y ligera que aporta gran cantidad de luz natural al interior.


El mercado fue inaugurado en el año 1888 y se remodeló íntegramente en 1998 por el Ayuntamiento, acortándose en la superficie propia del mercado e incorporando el supermercado y la tienda de electrodomésticos que pueden funcionar de manera autónoma al horario del mercado. También se le dotó de un subterráneo para las cámaras frigoríficas y el aparcamiento.


Es un mercado que intenta dinamizar el barrio, organizando veladas por Sant Joan, actividades infantiles los fines de semana o el ya tradicional mercado modernista del primer fin de semana de Junio, del que ya os hablé en un post anterior.
Aunque lo mejor del mercado son sus paradistas, siempre alegres y serviciales de los que más que  clientes hemos llegado a ser amigos.


El horario de apertura, por si necesitáis buenos productos a buen precio es:
Lunes y sábados: de 8:00 a 15:00
De martes a viernes: de 8:00 a 20:00

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