El Modernismo masacrado

El pasado martes TV3 emitió un documental llamado "Modernisme, una historia de destrucció". Os dejo el enlace por si no lo visteis en su día o lo queréis revisionar. Está en catalán pero se puede seguir bien para los que no lo habláis solo disfrutando de las imágenes.

Casa Lleó i Morera (Domènech i Muntaner) antes de la mutilación  de su planta baja

Como ha pasado siempre, la arquitectura ha sido despreciada por la intelectualidad de la siguiente generación, sea la época que sea y solo el paso de los años ha puesto en su sitio el genio y la belleza que encierra.
Es curioso como no se llenan los diarios de médicos criticando los estudios de los físicos nucleares, por poner un ejemplo y sin querer ofender ni a médicos ni a físicos. Lógicamente son disciplinas muy diferentes y un gran médico normalmente no tiene ni repajolera idea de física nuclear.
En cambio, en el caso de la arquitectura pasa como con el fútbol, todos somos entrenadores lo mismo que todos entendemos de arquitectura y por ello podemos despotricar a diestra y a siniestra de ambas disciplinas.
En el caso del modernismo barcelonés del que tan orgullosos estamos y que tanto vendemos a los turistas de  los cinco continentes, la tirria de la intelectualidad de los años 30, 40, 50 y 60 se materializó en una destrucción violenta (las figuras de la casa Lleó i Morera de la  imagen las destrozaron a martillazos en las aceras) que acabó con verdaderas joyas arquitectónicas que hoy en día son irrecuperables.

Café Torino (esquina Passeig de Gràcia, Gran Via)

Ojalá reflexionemos sobre las burradas pasadas y esto nos impida hacer burradas futuras. Claro que  la política actual de guerra contra el arquitecto y lo que el arquitecto supone de amor y respeto a un arte considerado Mayor, en aras de un supuesto ahorro económico (que normalmente no es tal), contratando directamente constructoras donde el arquitecto es un número más de la plantilla que se debe supeditar al bien mayor de generar los máximos ingresos para la empresa; como es la política de contratos de la Generalitat para la edificación de nuestros edificios públicos (colegios, centros de salud, juzgados...),  no creo que sea la mejor manera de construir la Barcelona de la que podamos estar orgullosos de aquí a 50 o 100 años.